en gran medida, del papel del sector eléctrico como facilitador de la transición energética. Por un lado, los ambiciosos objetivos de integración
de renovables deben necesariamente venir acompañados por medidas encaminadas a cubrir la intermitencia intrínseca a estas
fuentes de energía primaria. Por otro lado, las redes eléctricas, además de contribuir también a la integración de la producción renovable,
desempeñan un papel fundamental dando cobertura a nuevos usos eléctricos finales, como vehículos eléctricos o bombas de calor, sin los
que la descarbonización no será posible, y ofreciendo a los consumidores la posibilidad de gestionar activamente su consumo. Para que
los consumidores jueguen este papel activo y se comprometan con la descarbonización, es indispensable que reciban las señales de precio
adecuadas, incentivadoras de los comportamientos más eficientes y de las decisiones de inversión favorables a la electrificación. Todo ello
va a exigir desarrollos normativos acordes con estas transformaciones para posibilitar la descarbonización de forma efectiva y eficiente
para nuestra sociedad