mediante fijación interna percutánea con un tornillo. La evolución fue completamente satisfactoria, reiniciando sus entrenamientos de carrera a los cuatro meses.
Las fracturas de estrés de escafoides deben sospecharse en atletas y practicantes de otros deportes en los que existe carrera y salto, que presenten dolor en el mediopie. El diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado dan un buen pronóstico a esta lesión, mientras que el retraso en el diagnóstico o un tratamiento inadecuado pueden traer graves consecuencias, incluida la imposibilidad para continuar con la práctica deportiva. En fracturas completas y desplazadas creemos que el tratamiento de elección es quirúrgico