así como en indagar los efectos que viene teniendo sobre aquel la aplicación de políticas activas de empleo en nuestro país. Se han elegido,
a modo de intervenciones más relevantes, las actuaciones de formación y las de orientación laboral. Las estimaciones, basadas en
microdatos, sobre las probabilidades de empleo alcanzadas por los distintos grupos de individuos (con especial referencia a los parados
de larga duración) tras su participación en unas y otras, se contrastan con las que alcanzan un grupo de control de no participantes; todo
ello con el objetivo último de medir el valor añadido por las políticas. Los resultados muestran que la mejora de oportunidades laborales
resulta positiva en ambos casos aunque más acentuado ese valor añadido en el plano de la formación